jueves, 18 de agosto de 2022

CREANDO EL MARIPOSARIO DE LA UNET

 

Cuando las condiciones necesarias para un evento finalmente se encuentran, no cabe duda de que es el momento de aprovecharlas para materializar anhelos largamente deseados. Así ocurrió en la ocasión de poder levantar un mariposario en la ciudad tachirense de San Cristóbal, el primero del occidente venezolano y el segundo, después del mariposario en el Parque El Pinar en Caracas. Con un Jardín Botánico, J.J. Pacheco, y de un Parque Natural, de Paramillo, la Universidad Nacional Experimental del Táchira, UNET, por medio de sus decanatos de Extensión y de Investigación, dieron sus vistos buenos y es así que, a un año de su inauguración, hoy día es un invaluable recurso didáctico y de investigación de la entomología.

Y es que, durante los años 2020 y 2021, en plena cuarentena sanitaria a causa de la pandemia del Sars-Covid, muchos espacios públicos fueron desatendidos, y ciertas infraestructuras también sufrieron. El programa Orquideario del Jardín Botánico que cuenta con un espacio de aproximadamente 10x20m con encierro de malla ciclón, contaba con un techo plástico soportado por cerchas metálicas, y que, a causa de desajustes, terminó acumulando cientos de litros de agua de lluvia que hizo que la estructura metálica colapsara. Al cabo de un tiempo que se logra reunir el material y las herramientas necesarias, tal entramado de hierros retorcidos fueron removidos, obligando a despejar la mitad del orquideario, que había sufrido la pérdida de muchos ejemplares. Fue una operación de rescate, incluyendo el desmalezado y rehabilitación de muchas orquídeas. Así, con la mitad del orquideario libre, no tardó en calar la idea de levantar el mariposario, en especial porque en aquellos días, acababa de llegar al Jardín Botánico un rollo de malla polisombra, ideal para este propósito. Con el material disponible, de la ayuda de la estructura que soporta la malla ciclón, y el uso de varas de bambú, ancladas con concreto al suelo, se finaliza la estructura colocando la polisombra alrededor en un espacio de 10x4m con una altura de 3.5 m en el centro. Plantas de diversas especies, necesarias para los ciclos biológicos de las mariposas, ya sea como plantas que provean de néctar, o más importante, para el desove de las mariposas y contar con generaciones de mariposas criadas en cautiverio. Este pequeño encierro se hizo “con lo que se tenía”, esperando poder crecer con el tiempo.

Con un bosque muy húmedo premontano en muy buen estado de conservación, y con la pericia ganada con los años en el estudio formal de la entomología, además del conocimiento necesario en la botánica asociada a la práctica de criar mariposas, el éxito de este proyecto está garantizado. Son numerosas las especies de lepidópteros que se ajustan adecuadamente. Aunque en primicia, la experiencia que se había acumulado residía en criar orugas encontradas en el follaje de la vegetación, y observarlos en un encierro adecuado. No es igual a introducir las mariposas en la jaula, ya que es necesario estudiar el comportamiento de las especies en un encierro, aunque hasta el momento, la mayoría de las especies se reproducen sin problemas, y solo algunas, como, por ejemplo, Morpho theseus, una especie que vuela en el estrato medio del bosque, no se observa cómoda en la jaula, por lo que su cría en cautiverio no parece ser viable. Uno de los limitantes en esta actividad es la cantidad de forraje necesario para tan pequeñas, pero hambrientas criaturas. Las orugas de mariposas son consideradas las criaturas con mayor tasa de consumo por peso corporal, y si no se provee de suficiente comida, pues no alcanzarán el tamaño y peso necesario para la transformación en pupa. Pues, aparte de los descubrimientos novedosos para la ciencia, en cuanto a los detalles del ciclo biológico de las mariposas, como nuevos registros de plantas hospederas, ciertas técnicas de cría en cautiverio son necesarios desarrollar para optimizar los procesos de producción de mariposas y es en estos aspectos donde el programa del mariposario se inserta como un proyecto científico.

En el transcurso de un año, y mientras las actividades generales fueron paulatinamente tendiendo hacia la “normalidad” post-pandémica, ha habido muchas ocasiones para recibir cuantiosas personas, especialmente a niños en diferentes etapas de la educación primaria y secundaria. Junto con ellos a numerosos padres y representantes, y sin dudas, todos se llevan impresiones que esperamos sean perdurables y generadores de cambios positivos de actitud.


Agradecemos al Ing. Raúl Casanova, Rector de la UNET, al Arq. Luís Villanueva, Decano de Investigación; y Juan C. Montilla, Decano de Extensión, por todo el apoyo brindado.



Vista del orquideario colapsado antes del inicio del mariposario



                                         
Biólogo Andrés Orellana, responsable del proyecto mariposario, atendiendo a visitantes





Visitantes en el mariposario




Cosecha de larvas L3 de Morpho helenor




                                            Morpho helenor                                         

      
Larvas de Catonephele acontius





Caligo prometheus



Larvas L5 de Caligo prometheus



Agrias amydon colgando de la exuvia



Zaretis isidora y Hamadryas laodamia en Pomagas (Syzygium malaccensis)


Biólogo Andrés Orellana



Ing. Elsie Acuña



Ing. Belitza Bracho




Morpho helenor en cópula dentro del mariposario



Ing. Elsie Acuña



Manga para cría de larvas



Danaus plexippus



Ing. Sulay Zapata e Ing. Belitza Bracho