Cuando las condiciones necesarias para un evento finalmente
se encuentran, no cabe duda de que es el momento de aprovecharlas para
materializar anhelos largamente deseados. Así ocurrió en la ocasión de poder
levantar un mariposario en la ciudad tachirense de San Cristóbal, el primero del occidente venezolano y el segundo, después del mariposario en el Parque El
Pinar en Caracas. Con un Jardín Botánico, J.J. Pacheco, y de un Parque Natural,
de Paramillo, la Universidad Nacional Experimental del Táchira, UNET, por medio
de sus decanatos de Extensión y de Investigación, dieron sus vistos buenos y es
así que, a un año de su inauguración, hoy día es un invaluable recurso
didáctico y de investigación de la entomología.
Y es que, durante los años 2020 y 2021, en plena cuarentena
sanitaria a causa de la pandemia del Sars-Covid, muchos espacios públicos
fueron desatendidos, y ciertas infraestructuras también sufrieron. El programa
Orquideario del Jardín Botánico que cuenta con un espacio de aproximadamente
10x20m con encierro de malla ciclón, contaba con un techo plástico soportado
por cerchas metálicas, y que, a causa de desajustes, terminó acumulando cientos
de litros de agua de lluvia que hizo que la estructura metálica colapsara. Al
cabo de un tiempo que se logra reunir el material y las herramientas
necesarias, tal entramado de hierros retorcidos fueron removidos, obligando a
despejar la mitad del orquideario, que había sufrido la pérdida de muchos
ejemplares. Fue una operación de rescate, incluyendo el desmalezado y
rehabilitación de muchas orquídeas. Así, con la mitad del orquideario libre, no
tardó en calar la idea de levantar el mariposario, en especial porque en
aquellos días, acababa de llegar al Jardín Botánico un rollo de malla
polisombra, ideal para este propósito. Con el material disponible, de la ayuda
de la estructura que soporta la malla ciclón, y el uso de varas de bambú,
ancladas con concreto al suelo, se finaliza la estructura colocando la
polisombra alrededor en un espacio de 10x4m con una altura de 3.5 m en el
centro. Plantas de diversas especies, necesarias para los ciclos biológicos de
las mariposas, ya sea como plantas que provean de néctar, o más importante,
para el desove de las mariposas y contar con generaciones de mariposas criadas
en cautiverio. Este pequeño encierro se hizo “con lo que se tenía”, esperando
poder crecer con el tiempo.
Con un bosque muy húmedo premontano en muy buen estado de
conservación, y con la pericia ganada con los años en el estudio formal de la
entomología, además del conocimiento necesario en la botánica asociada a la
práctica de criar mariposas, el éxito de este proyecto está garantizado. Son
numerosas las especies de lepidópteros que se ajustan adecuadamente. Aunque en
primicia, la experiencia que se había acumulado residía en criar orugas
encontradas en el follaje de la vegetación, y observarlos en un encierro
adecuado. No es igual a introducir las mariposas en la jaula, ya que es
necesario estudiar el comportamiento de las especies en un encierro, aunque
hasta el momento, la mayoría de las especies se reproducen sin problemas, y
solo algunas, como, por ejemplo, Morpho theseus, una especie que vuela
en el estrato medio del bosque, no se observa cómoda en la jaula, por lo que su
cría en cautiverio no parece ser viable. Uno de los limitantes en esta
actividad es la cantidad de forraje necesario para tan pequeñas, pero
hambrientas criaturas. Las orugas de mariposas son consideradas las criaturas
con mayor tasa de consumo por peso corporal, y si no se provee de suficiente
comida, pues no alcanzarán el tamaño y peso necesario para la transformación en
pupa. Pues, aparte de los descubrimientos novedosos para la ciencia, en cuanto
a los detalles del ciclo biológico de las mariposas, como nuevos registros de
plantas hospederas, ciertas técnicas de cría en cautiverio son necesarios
desarrollar para optimizar los procesos de producción de mariposas y es en
estos aspectos donde el programa del mariposario se inserta como un proyecto
científico.
En el transcurso de un año, y mientras las actividades
generales fueron paulatinamente tendiendo hacia la “normalidad” post-pandémica,
ha habido muchas ocasiones para recibir cuantiosas personas, especialmente a
niños en diferentes etapas de la educación primaria y secundaria. Junto con ellos
a numerosos padres y representantes, y sin dudas, todos se llevan impresiones
que esperamos sean perdurables y generadores de cambios positivos de actitud.
Agradecemos al Ing. Raúl Casanova, Rector de la UNET, al Arq. Luís Villanueva, Decano de Investigación; y Juan C. Montilla, Decano de Extensión, por todo el apoyo brindado.
Vista del orquideario colapsado antes del inicio del mariposario |
Morpho helenor |
Larvas de Catonephele acontius Caligo prometheus Larvas L5 de Caligo prometheus Agrias amydon colgando de la exuvia Zaretis isidora y Hamadryas laodamia en Pomagas (Syzygium malaccensis) Biólogo Andrés Orellana Ing. Elsie Acuña Ing. Belitza Bracho Morpho helenor en cópula dentro del mariposario Ing. Elsie Acuña Manga para cría de larvas Danaus plexippus Ing. Sulay Zapata e Ing. Belitza Bracho |